El pasado día 19, sin estar muy cansado del día anterior del esquí, me cogí a Pedro y rumbo a hacer otra etapilla con la bicicleta de montaña.
Hacía algún tiempo que había intentado explorar algunos carriles de la zona del Villarbajo con la moto, y ahora con la bicicleta de montaña, y acompañado por Pedro, no había miedo para explorar. Sin madrugar mucho, cogimos el coche y nos fuimos hasta Las Casillas para comenzar desde allí la etapa (Que ya eran 3 días seguidos). Montamos las bicicletas, cruzamos el pantano y rumbo a subir el Villarbajo con las bicicletas de montaña.
Al llegar a la entrada del carril, al poco de cruzar los muros, nos desviamos a la izquierda, y a seguir la ruta que había buscado en casa en el plano y cargado en el gps.
La ruta es muy sencilla, si bien, al ir nos perdimos un poco, y después de subir un pecho casi campo a través, fuimos a parar a un olivar sin salida directa por ningún carril y bastante empinado. Menos mal que andando y haciendo un poco de escalada pudimos bordar la zona de sierra que había y llegar a un carril que pudimos tomar para volver a la ruta planificada, si bien Pedro tuvo algún percance que otro…
Desde esta zona hasta las Ventas del Carrizal fue casi todo ya cuesta abajo, así que en una hora y poco, estábamos ya en las Ventas del Carrizal; aprovechamos para tomarnos una Coca Cola en un bar (con su tapa reglamentaria), y a volvernos por donde habíamos venido. Había pensado en hacer otra ruta por el Castillo de Locubín y las Veletas, pero habrá que experimentar otro día.
Al volver nos encontramos con bastantes ciclistas de la zona de Alcalá – Castillo de Locubín (se ve que es una ruta bastante frecuentada) y evitamos volvernos por la zona por la que nos habíamos perdido, para lo que tuvimos que bordear un cerro; hasta que volvimos a salir a la carretera del Villarbajo y ya luego, tan sólo quedaba coger el coche.
Al final, 40 kilómetros con 1300 metros de desnivel, en algo menos de 3 horas y quemando unas 1300 kilocalorías. Un paseíllo bastante apañado.