Hace ya varios días que no hablo de nada de ciclismo y es que con la llegada del mal tiempo, el frío, la lluvia y las actividades de fin de semana, ahora no lo puedo practicar todo lo que me gustaría.
Por el momento, la última vez que cogí la bicicleta fue en el puente, el día 7 para ir con la bicicleta hasta el Rigíelo, otra de las etapas clásicas de esta temporada para mantenerse un poco, junto con la de Albendín.
Aunque con frío, la etapa es muy sencilla: Bajar el Salado para luego subir la cuesta, llanear un poco y llegar hasta Fuensanta y luego poco a poco, hasta llegar al Rigíelo, para luego volverme deshaciendo el camino.
Al final salieron 39,6 km. en una hora y 50 minutos, con una altitud acumulada de ascensión de 616 metros y gastando 1300 kilocalorías.