El domingo por la noche estuve viendo esta película (Brazil) de ciencia ficción del año 1985, dirigida por Terry Gilliam (antiguo miembro de los Monty Python y director de otras películas como 12 Monos).
En esta película estamos ante un futuro un tanto negativo, en el que una compleja burocracia controla la vida de los individuos (en ese aspecto me recordó a 1984); una pequeña mosca que cae accidentalmente una máquina de escribir y hace que salga una ficha con información errónea hace que la vida de muchas personas se vean cambiadas.
Sam Lowry (Jonathan Pryce – Piratas del Caribe) es un anodino funcionario de un ministerior que hace su trabajo con eficiencia, por lo que es muy valorado por su jefe. Intentando arreglar el problema (La ficha errónea hizo que detuvieran a un inocente que tuvo que pagarse sus interrogatorios y la estancia en la cárcel, y una vez terminado el proceso fue debidamente «eliminado») a nivel burocrátivo va a visitar a la viuda del desaparecido para hacerle un reembolso de unas pocas libras que había de un descuadre. Allí tiene oportunidad de ver a una vecina: Una preciosa chica rubia con la que sueña cada noche, y que intenta perseguir sin suerte.
Curiosos son los coches que utilizan en este futuro: Unas pequeñas latas de sardinas, bastante peores que los Trabant.
Al volver a su trabajo decide cambiar de puestro de trabajo e ir al mejor puesto en el Ministerio de Información desde el que realmente se maneja todo el cotarro; para ello hace uso de los buenos contactos que su madre todavía tiene con altos jerarcas del régimen. Madre que por otro lado está obsesionada con la cirugía estética y parecer cada día más joven.
Aunque consigue dar con la chica, esto no le resuelve sus problemas, al estar ella perseguida por la policía (Fue testigo de como se llevaban a su vecino por error, y tienen que eliminar a todos los testigos).
Todo se complica, en una extraña mezcla a la que hay que sumar terroristas, cirujanos plásticos, detenidos con camisa de fuerza…
Pero frente a todo este sistema, aún hay gente que se rebela, como el fontanero Harry Tuttle (Robert de Niro, a quien en realidad buscaba la policía) que decide hacer las cosas a su manera pasando por encima de las premisas del gobierno.
Una curiosa película, con una interesante estética (en algunos momentos me recordó a Blade Runner. Las mini-pantallas de ordenador con las lentes de aumentos son realmente llamativas), y algunos toques de humor, sobre un distópico futuro. Quizás no sea de las 10 mejores películas de Ciencia Ficción de la Historia, pero es interesante y divertida.
Por supuesto la banda sonora es la conocida canción Acuarela de Brasil, con diferentes ritmos.
14 julio, 2010
por admin
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