Hoy hemos estado de excursión en Garmisch, bueno, hablando correctamente Garmisch-Partenkirchen porque en 1935 unieron estos dos pueblos. En 1936 se celebraron aquí los juegos olímpicos de invierno. Y es que esta ciudad está en medio de los Alpes (o Prealpes, no me ha quedado muy claro), y al lado del Zugspitze, la montaña más alta de Alemania, y tiene una estación de esquí y todo. Seguro que ya le está gustando todo esto al marqués.
La excursión la ha organizado Mariano, un compañero de Qimonda que está además de Erasmus en Múnich, así que hemos ido una excursión, mitad de Erasmus en Múnich, mitad de practicantes de Qimonda.
Aunque la verdad es que es curioso, mucho Alpes, mucha montaña, pero Garmisch está a 708 metros sobre el nivel del mar, prácticamente 50 metros menos que Martos que está a 753 metros, pero claro al estar bastante más al norte hay mucha más nieve.
En fin, centrandome en la excursión. Llegamos a Garmisch y lo primero que hicimos fue salir del pueblo para meternos en los montes y hacer una excursión por el bosque, buscando la garganta de Partnachklamm.
El recorrido por el monte ha sido muy bonito, aunque la verdad es que también fue bastante duro porque creo que cogimos el camino más empinado de cuantos había, aunque eso sí, todo verde, lleno de árboles, vacas pastando, casas de madera. Incluso me pareció ver a Heidi a lo lejos…
A las 12:30, aproximadamente, hicimos un alto en el camino para comer, y no perder las costumbres alemanas, en un Biergarten en medio del monte. Curioso negocio. ¿Funcionaría en España un bar en medio de la sierra y al que sólo se pueda acceder en bicicleta o andando?
Así que nada mejor que acompañar los bocadillos de una cervecita bien fresquita para reponder fuerzas y coger con ganas la cuesta abajo que todavía nos quedaba.
Así llegamos hasta el río, donde volvimos a hacer una parada, para refrescarnos los pies, evaluar la temperatura del agua, y una vez repuestos, un poco más alante nos esperaba la famosa garganta (Partnachklamm). Es un recorrido bonito, casi cerca de un kilómetro de una garganta que ha ido creando el río y con unos paisajes y formas curiosas.
Después de salir de la garganta (no me quedó muy claro si había que pagar al principio o al final), volvimos al pueblo de Garmisch, por un camino bastante más fácil y con algunas tiendas donde ir entreteniéndonos y comprar algún recuerdo que otro, y fuimos a visitar el estadio olímpico del 36, que por lo visto es donde se realizan los saltos anuales que hacen a primeros de año.
Y ya que estábamos allí, decidimos probar el Biergarten, a ver que tal se estaba allí, y la verdad es que se estaba agustico.
Y después de reposada la cerveza, una última caminata para llegar hasta la estación de trenes y de vuelta para Múnich.