El lunes pasado estuvimos en Augsburgo, la segunda ciudad más grande de Baviera, y según la tradición, la segunda ciudad más antigua de Alemania, después de Tréveris. Fue fundada por el emprador Augusto (de ahí su nombre), y que se llamaba «Augusta Vindelicum», la cual llegó a ser capital de la provincia romana Recia.
Desde Múnich el viaje es muy corto, y en tren a penas si llega a los 45 minutos. En la estación de trenes preguntamos por la oficina de información de turismo, as?i que con la ayuda del mapa que nos dieron conseguimos llegar hasta la calle principal donde está la oficina de turismo y muchos más edificios históricos.
Lo primero que visitamos fue la iglesia de San Ulrico y Santa Afra, donde también se encuentra una iglesia protestante, pared con pared. En la fotografía se puede ver, el edificio gris es la iglesia protestante y el edificio grande y blanco es la iglesia católica. Pero aunque estén tan juntas la verdad es que no parece que los fieles se peleen al salir de misa ni nada parecido.
La iglesia católica es gigantesca, gótica y desde mi punto de vista más impresionante que la catedral, que visitamos después. Alberga las tumbas de los dos santos y los retablos también son muy interesantes.
Después de visitar la iglesia, y ver el recordatorio de los caídos en la I Guerra Mundial de una unidad de caballería ligera (Chevauleger) de Augsburgo, nos volvimos a ir por la Maximilienstraíe en dirección hacia el ayuntamiento.
Enfrente de donde se encuentra la oficina de información está la estatua de Hércules peleándose con la hidra y enfrente, la casa de los Fugger.
Tengo que decir que la casa de los Fugger y algunos otros edificios más que dejaron en Augsburgo es lo que más me llamó la atención. Todos hemos estudiado en la historia de Bachillerato que Carlos V para financiar sus guerras echaba mano de los banqueros europeos, puesto que en España los banqueros, fundamentalmente, eran judíos, que habían sido expulsados por los Reyes Católicos en 1492. Por este motivo los monarcas españoles tenían que ponerse en manos de banqueros extranjeros. Unos de estos banqueros eran los Fugger que eran de Augsburgo. 500 años después, los descendientes se siguen dedicando a los negocios financieros. Hasta tal punto sería importante la relación entre los Fugger y Carlos V que en la puerta del banco todavía hoy está el escudo del emperador. Realmente impresionante.
Un poco más arriba por la calle se llega hasta una plazoleta donde está la estatua de Mercurio.
Continuando un poco más adelante se llega a la plaza del Ayuntamiento (ahora en obras), donde se puede contemplar el impresionante ayuntamiento, y junto a él una torre. El ayuntamiento también se puede visitar por dentro, donde destaca la «sala dorada».
Enfrente del ayuntamiento está también la estatua de Augusto, que junto con las otras dos forman el grupo de tres estatuas que también se recomiendan.
La catedral es el siguiente edificio que visitamos, es una mezcla de estilos, no muy bien definidos, y como detalle, la piedra del interior es falsa: las líneas están pintadas, la verdad es que después de ver la iglesia de San Ulrico y Santa Afra se queda un poco pequeña, aunque es interesante visitarla y ver la cripta, donde tienen una virgen románica.
En una de las capillas de la catedral, algo posterior tienen un expositor con un Santo Rostro. Otro para hacerle la competencia al de Jaén…
En la plaza de la catedral también hay unas pequeñas exacavaciones de alguna basícila o algún edificio parecido y de un expositor con varios restos romanos, incluídas algunas lápidas con texto.
Desde allí fuimos a buscar la «Fuggerei«, algo muy curioso: un conjunto de viviendas sociales que construyó la familia Fugger, y que alquilaban (y siguen alquilando) al precio de 1 ?, aunque también tienen que rezar tres oraciones diarias por el alma del fundador y hay que ser católico. Aún así, una buena alternativa para vivir allí.
Además por la época en que fueron construidas son las viviendas sociales más antiguas del mundo. Realmente impresionante lo de esta familia Fugger.
Una de las casas se puede visitar, tiene un pequeño museo, y una reconstrucción de una casa de época. La verdad es que son bastante curiosas de visitar.
Cerca de la Fuggerei está también la casa del escritor Bertolt Brecht, que habíamos estudiado este año en el Goethe.
Y después de visitar tantas cosas, creo que ya no nos quedaban muchas cosas en Augsburgo para visitar y además estábamos reventados, así que nos volvimos para Múnich. Un día bien echado.
21 agosto, 2007
por admin
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