Pues sí, estamos ya a finales de mes y la reseca de la feria ya pasó. Este año la feria ha sido desde el viernes 21 (cuando fueron los fuegos y el encendido) hasta el martes 25 (cuando ya estaban la mitad de las casetas desmanteladas).
Este año he pisado poco la feria, porque los días fuertes (el fin de semana) estuve fuera de Martos en una boda, así que sólo pisé la feria el viernes, el lunes y el martes.
El viernes, después de cenar en el Morys, nos fuimos a echar una copilla al parque, así que no pisé ninguna caseta del ferial.
El lunes, salí por la noche, después que los amigos ya me llevaban una buena ventaja: Fuimos a cenar al Gambrinus y luego a tomar una copilla al parque, y como había quedado con José María para salir con la bicicleta también me vine pronto, aunque esa noche un par de peluches (de esas tonterías que van ofreciendo por la feria) que compramos dieron muchísimo juego, todo hay que decirlo.
Finalmente el martes, también salimos sólo por la noche, esta vez a cenar a la feria, «al asador de pollos», donde desde luego pedimos como si el mundo fuera a acabarse: patatas bravas, pollo, chorizos y morcillas, un montadito de lomo, y de postre, churros para 4 con su chocolate, toda una animalada.
Luego un paseo por los tenderetes de la feria para ver si vendían alguna tontería que nos faltase en la colección y a la casa. El último día de feria siempre es ya el más flojo: los feriantes se van para Linares y la gente ya está en baja forma.
En definitiva, este año para mí, una feria muy descafeinada.
Eso sí, el miércoles, intentar tomarse una caña o un café en Martos era todo un desafío.
28 agosto, 2009
por admin
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