Otro de los libros que me compré entre espera y espera fue esta novela de Michael Crichton, la última novela por el momento de Crichton y publicada de forma póstuma. Esta vez se atreve con los piratas…
El capitán Hunter, establecido en la colonia inglesa de Jamaica, se entera de que un galeón español no ha podido cruzar con su convoy el Atlántico y que se ha quedado esperando la llegada del próximo convoy que lo proteja en el paso del Atlántico en el puerto español de «Matanceros». Arma un buque corsario, para hacer la guerra contra los españoles. Al acercarse al puerto español, es apresado por un galeón español, malos ellos como pocos, que sin sospecha ninguna van capturando todo barco inglés que ven.
Pero tan cutres y malos son los españoles, que después de matar de forma injustificada a alguno de estos corsarios/piratas, deciden hacerlos prisioneros, y ellos, valerosos e inocentes consiguen escaparse y poner rumbo a continuar con su misión. Al llegar a Matanceros consiguen engañar a toda la guarnición de soldados españoles, vengar la muerte de sus compañeros asesinando al sanguinario Capitán español al mando del acuertelamiento y liberar a una chica inglesa que había sido hecha prisionera por los españoles.
Vamos, que éramos peores que el propio diablo.
Hunter consigue regresar a Jamaica con su botín, el galeón y el tesoro que portaba dentro, no después de pasar por más aventuras, luchar contra tormentas e incluso encontrarse con el mítico Kraken; aunque al volver a Jamaica no todo lo que se encuentra es lo que esperaba…
Todo lo que aparece en la novela son continuos tópicos sobre los españoles: descuidados, vagos, comedores de ajos, borrachos, etc.
Salvo por el retrato que hace de los españoles, que consiguen poner a uno de mala leche, tampoco es una novela destacable en nada; una novela de aventuras, a secas.