Después del paréntesis, todavía me quedaba por hablar aquí del domingo que pasamos en el Puerto.
El domingo amanecimos algo tarde, porque después de acostarnos tarde el sábado no era plan. Lo primero que hicimos fue irnos los cuatro (M.J. estaba fuera de juego) a la playa, pasando directamente por el chiringuito para desayunar alguna cosa.
Terminamos por ir a la playa, para darnos un chapuzón. Precisamente el domingo estaba todo lleno de algas, aunque cuando uno se metía un poco desaparecían. No estaba acostumbrado a estas playas de Cádiz en las que se puede nadar un buen rato y aún así seguir haciendo pie.
En fin, la cosa es que no duramos mucho, demasiada arena y sol, y antes de terminar como salmonetes, fuimos a nuestro hábitat natural: el bar o chiringuito.
Esta vez fuimos a un bar del paseo marítimo, con una camarera muy apañada, donde no paramos de pedir: unas patatas con queso (idea de Pedro), arroz, gambas, calamares rellenos, todo con mucha cerveza, y de postre, un poco de tarta.
Después nos volvimos para el hotel, y sin pasar por la habitación, nos quedamos en la piscina, donde intentamos echar una cabezadita, e incluso creo que nos dimos un chapuzón.
Pedro luego se volvió para Chiclana, justo cuando M.J. medio resucitó.
Por la noche, a la hora de la cena nos fuimos al centro del Puerto a cenar, una zona que me gustó bastante: muchas terracitas y mucho ambiente.
Encontramos en una callejilla un bar que no estaba muy lleno y allí nos sentamos a pedir algunas raciones de peces en sus diferentes variantes, cuando vino un amigo de M.J., también del Puerto.
Allí estuvimos un ratillo, hasta que llegó la hora de irnos: Nos acercaron al hotel, y a dormir: El lunes era el día que se terminaba lo bueno, madrugamos un poco (todo lo que puede ser madrugar en vacaciones), después de desayunar, recibimos el susto (que prácticamente era lo que estaba planeado), y a montarse en el coche. Directos hasta écija, donde entramos para buscar un bar donde comer un poco, esta vez con menos peces y más cerdo en sus distintas variantes.
Y luego, siguiente parada Martos, donde llegamos a media tarde, sobre las 5 ó las 6. Oficialmente, habíamos vuelto de la playa, las primeras vacaciones se habían terminado. Y luego, en Martos, no mucho más que hacer, porque fue la tarde que cayó la tormenta.
Domingo en el Puerto y vuelta
21 agosto, 2009 | 2 comentarios
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